Día De Pentecostés
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Día De Pentecostés
Espíritu Santo, doctrina muy hermosa. Es la Tercera Persona de la Divina Trinidad. Poco se predica de acerca Él. El Espíritu Santo es una Persona, no una cosa. En un sermón no se puede decir todo lo que el Espíritu Santo es. Mencionaremos cuando menos algunas verdades acerca de esta Persona llamada El Paracleto. En Hechos 1:15 leemos que en ese día domingo había como 120 personas en el Aposento Alto. En Hechos 2:4 dice: “…fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Lo que hablaban era “las maravillas de Dios” (verso 11). Si leemos Juan 20:22, nos damos cuenta que cuando menos 10 de los discípulos ya habían recibido el Espíritu Santo: “…Recibid el Espíritu Santo”, les dijo Cristo cuando El todavía estaba con ellos. Tomás no estaba presente en esa ocasión. Creo que otra manera de describir lo que sucedió el día de Pentecostés, es que fueron “investidos” del poder de “la promesa del Padre” (Hechos 1:4).
* Primera verdad: Todo creyente, nacido de nuevo, del Espíritu (Espíritu con mayúscula), tiene el Espíritu Santo. No hay otra manera de ser salvos sino por medio de Él. Efesios 1.13 dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Cuando la persona acepta a Cristo como su Salvador personal y se arrepiente de sus pecados, Dios la salva. Cristo hace su morada en el corazón del creyente por medio del Espíritu Santo. Por eso el cristiano dice que tiene a Cristo en su corazón, porque tiene al Espíritu Santo.
* Segunda verdad: Efesios 4.30, dice, “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. El Espíritu Santo se contrista. Los siguientes versos, 31 y 32 dicen: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Contristamos al Espíritu Santo con nuestro comportamiento, nuestra apatía y negligencia hacia las cosas de Dios; cuando las novelas nos importan más que la lectura de la Biblia; cuando nos desvelamos el sábado en la noche viendo una película de media noche y no asistimos a la escuela dominical el día siguiente porque estamos desvelados. Cuando no oramos, cuando no tenemos la lectura devocional en nuestra casa, con nuestra familia y muchas más cosas que simplemente contristan al Espíritu de Dios.
Noten que Pablo escribe a la iglesia de los efesios, a una iglesia cristiana, no a los inconversos. ¿Has contristado al Espíritu Santo? Pídele a Dios que te ayude no hacerlo más.
* Pablo escribe a los Tesalonicenses en su primera carta en el capítulo 5, verso 19 diciéndoles: “No apaguéis al Espíritu”. Tercera Verdad. El Espíritu Santo se puede apagar. El Rey David oró a Dios que no quitara (o apagara) de él, el Espíritu Santo, después que pecó adulterando con Betsabé, y matando a su marido Urías (Salmos 51:11 y 2do Libro de Samuel, capítulo 11. Dios lo perdonó pero David sufrió las consecuencias. Lo mismo sucede cuando un creyente peca delante de Dios, Él nos perdona cuando reconocemos nuestro pecado, pero sufrimos las consecuencias. Dice Gálatas 6:7 y 8: “No os engañéis, Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
* Cuarta verdad: El Espíritu Santo tiene poder. Puesto que el Espíritu Santo es Dios mismo (Hechos 5:3-4), Él tiene poder para obrar conforme Él quiere. Esto lo vemos en la vida de Pedro, quien negó a Cristo tres veces (Juan 18:17,25,27) durante el juicio ilegal de noche que le hicieron a Cristo antes de Su crucifixión. Solamente Pedro y el otro discípulo, que se cree era Juan (Juan 18:15) habían seguido a Jesús, los demás habían huido (Mateo 26:56). Pero en el día de Pentecostés, cuando los 120 fueron llenos del Espíritu Santo, Pedro se levantó y les predicó su primer sermón a la multitud que se había reunido en donde les dice enfáticamente que ellos crucificaron al Señor Jesús (Hechos 2:36, lean también los versos 14 al 42 del mismo capítulo). El mismo Pedro que antes negó a su Maestro, ahora les echa en cara su pecado (el haber crucificado al Hijo de Dios).
* Quinta verdad. El Espíritu Santo tiene poder para cambiar y transformar a la persona en un vaso útil para honra y gloria de Dios. El cristiano que deja que el Espíritu de Dios gobierne en su vida, posee el fruto del Espíritu según se encuentra en Gálatas 5:22-23. El primero de ellos es el AMOR. Vea también 1 de Corintios capítulo 13. Cuando hay amor, hay todo lo demás que dice Pablo en su epístola. El Espíritu Santo nos da paz, paz verdadera y duradera. También nos da gozo, que es la verdadera felicidad. Las cosas materiales nos hacen felices cuando las tenemos, si no las tenemos, nos hacen infelices. Cristo dijo, “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). El fruto del Espíritu se puede dividir en tres partes: Amor, gozo, paz, tiene que ver con Dios; paciencia, benignidad, bondad, tiene que ver con los hombres; fe mansedumbre y templanza tiene que ver con nosotros mismos.
¿Tienes tú el poder del Espíritu Santo? ¿Resistes toda tentación? ¿Tienes poder para amar a Dios de todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo, incluyendo a tus enemigos? ¿Testificas del amor de Cristo a tu familia y amistades? ¿Amas la Biblia y la lees y estudias todos los días? ¿Amas a tu iglesia y colaboras en ella? Muchos cristianos carecen de ese poder porque, no obstante que tienen el Espíritu de Dios y reside en sus corazones, necesitan ser llenos de Él. En otras palabras, el Espíritu Santo quiere ser, no sólo el Residente de sus vidas, sino también el Presidente.
Algo más que ha sucedido con algunos cristianos es que han bajado el estandard de vida cristiana y se han amoldado al mundo. Pablo dice en Romanos 12.2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Hay que depender del Espíritu Santo para todas nuestras decisiones diarias de la vida. El finado Dwight Lyman Moody (nacido en 1837) dice en uno de sus libros: “El Espíritu Santo que mora en nosotros es una cosa; el Espíritu Santo que está con nosotros para Su servicio es otra cosa”.
Vivamos la vida en el Espíritu, leamos y estudiemos más nuestra Biblia, oremos a Dios todos los días, cooperemos en nuestra iglesia con nuestros dones y talentos, todos tenemos dones que Dios nos ha dado. Si no los usamos, los perdemos, sostengamos nuestra iglesia con nuestras oraciones, nuestra presencia y nuestros dineros (que en realidad es de Dios), con el diezmo que le pertenece a Él, orando por el pastor de la iglesia y su familia, estando bien con todos, especialmente con los hermanos de la fe. Entonces, y solamente entonces, tu vida será una vida llena del Espíritu Santo y del poder Pentecostés.
Por Josué Mora Peña
* Primera verdad: Todo creyente, nacido de nuevo, del Espíritu (Espíritu con mayúscula), tiene el Espíritu Santo. No hay otra manera de ser salvos sino por medio de Él. Efesios 1.13 dice: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Cuando la persona acepta a Cristo como su Salvador personal y se arrepiente de sus pecados, Dios la salva. Cristo hace su morada en el corazón del creyente por medio del Espíritu Santo. Por eso el cristiano dice que tiene a Cristo en su corazón, porque tiene al Espíritu Santo.
* Segunda verdad: Efesios 4.30, dice, “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. El Espíritu Santo se contrista. Los siguientes versos, 31 y 32 dicen: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Contristamos al Espíritu Santo con nuestro comportamiento, nuestra apatía y negligencia hacia las cosas de Dios; cuando las novelas nos importan más que la lectura de la Biblia; cuando nos desvelamos el sábado en la noche viendo una película de media noche y no asistimos a la escuela dominical el día siguiente porque estamos desvelados. Cuando no oramos, cuando no tenemos la lectura devocional en nuestra casa, con nuestra familia y muchas más cosas que simplemente contristan al Espíritu de Dios.
Noten que Pablo escribe a la iglesia de los efesios, a una iglesia cristiana, no a los inconversos. ¿Has contristado al Espíritu Santo? Pídele a Dios que te ayude no hacerlo más.
* Pablo escribe a los Tesalonicenses en su primera carta en el capítulo 5, verso 19 diciéndoles: “No apaguéis al Espíritu”. Tercera Verdad. El Espíritu Santo se puede apagar. El Rey David oró a Dios que no quitara (o apagara) de él, el Espíritu Santo, después que pecó adulterando con Betsabé, y matando a su marido Urías (Salmos 51:11 y 2do Libro de Samuel, capítulo 11. Dios lo perdonó pero David sufrió las consecuencias. Lo mismo sucede cuando un creyente peca delante de Dios, Él nos perdona cuando reconocemos nuestro pecado, pero sufrimos las consecuencias. Dice Gálatas 6:7 y 8: “No os engañéis, Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
* Cuarta verdad: El Espíritu Santo tiene poder. Puesto que el Espíritu Santo es Dios mismo (Hechos 5:3-4), Él tiene poder para obrar conforme Él quiere. Esto lo vemos en la vida de Pedro, quien negó a Cristo tres veces (Juan 18:17,25,27) durante el juicio ilegal de noche que le hicieron a Cristo antes de Su crucifixión. Solamente Pedro y el otro discípulo, que se cree era Juan (Juan 18:15) habían seguido a Jesús, los demás habían huido (Mateo 26:56). Pero en el día de Pentecostés, cuando los 120 fueron llenos del Espíritu Santo, Pedro se levantó y les predicó su primer sermón a la multitud que se había reunido en donde les dice enfáticamente que ellos crucificaron al Señor Jesús (Hechos 2:36, lean también los versos 14 al 42 del mismo capítulo). El mismo Pedro que antes negó a su Maestro, ahora les echa en cara su pecado (el haber crucificado al Hijo de Dios).
* Quinta verdad. El Espíritu Santo tiene poder para cambiar y transformar a la persona en un vaso útil para honra y gloria de Dios. El cristiano que deja que el Espíritu de Dios gobierne en su vida, posee el fruto del Espíritu según se encuentra en Gálatas 5:22-23. El primero de ellos es el AMOR. Vea también 1 de Corintios capítulo 13. Cuando hay amor, hay todo lo demás que dice Pablo en su epístola. El Espíritu Santo nos da paz, paz verdadera y duradera. También nos da gozo, que es la verdadera felicidad. Las cosas materiales nos hacen felices cuando las tenemos, si no las tenemos, nos hacen infelices. Cristo dijo, “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). El fruto del Espíritu se puede dividir en tres partes: Amor, gozo, paz, tiene que ver con Dios; paciencia, benignidad, bondad, tiene que ver con los hombres; fe mansedumbre y templanza tiene que ver con nosotros mismos.
¿Tienes tú el poder del Espíritu Santo? ¿Resistes toda tentación? ¿Tienes poder para amar a Dios de todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo, incluyendo a tus enemigos? ¿Testificas del amor de Cristo a tu familia y amistades? ¿Amas la Biblia y la lees y estudias todos los días? ¿Amas a tu iglesia y colaboras en ella? Muchos cristianos carecen de ese poder porque, no obstante que tienen el Espíritu de Dios y reside en sus corazones, necesitan ser llenos de Él. En otras palabras, el Espíritu Santo quiere ser, no sólo el Residente de sus vidas, sino también el Presidente.
Algo más que ha sucedido con algunos cristianos es que han bajado el estandard de vida cristiana y se han amoldado al mundo. Pablo dice en Romanos 12.2: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Hay que depender del Espíritu Santo para todas nuestras decisiones diarias de la vida. El finado Dwight Lyman Moody (nacido en 1837) dice en uno de sus libros: “El Espíritu Santo que mora en nosotros es una cosa; el Espíritu Santo que está con nosotros para Su servicio es otra cosa”.
Vivamos la vida en el Espíritu, leamos y estudiemos más nuestra Biblia, oremos a Dios todos los días, cooperemos en nuestra iglesia con nuestros dones y talentos, todos tenemos dones que Dios nos ha dado. Si no los usamos, los perdemos, sostengamos nuestra iglesia con nuestras oraciones, nuestra presencia y nuestros dineros (que en realidad es de Dios), con el diezmo que le pertenece a Él, orando por el pastor de la iglesia y su familia, estando bien con todos, especialmente con los hermanos de la fe. Entonces, y solamente entonces, tu vida será una vida llena del Espíritu Santo y del poder Pentecostés.
Por Josué Mora Peña
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